El proyecto de vacuna oral para el Mal de Chagas fue premiado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) -entre otras ocho propuestas- por representar "un avance científico tecnológico destinado a combatir las denominadas 'Enfermedades Olvidadas, Huérfanas o Desatendidas", infroma ANSA Latina.
El Conicet, al anunciar el premio, destacó "la originalidad y relevancia social del desarrollo de una vacuna oral contra la enfermedad de Chagas y su factibilidad de implementación y aplicabilidad clínica".
En América Latina existen alrededor de 7.5 millones de chagásicos de acuerdo a las estadísticas de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) de los cuales entre dos y tres millones son enfermos crónicos.
Otras estimaciones de organizaciones científicas nacionales y regionales han calculado que habitan alrededor de diez millones de chagásicos en el continente americano.
El proyecto premiado pertenece a Christian Magni, doctor en Bioquímica, Instituto Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR); Ana Rosa Pérez, doctora en Ciencias Médicas, Instituto de Inmunología, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Rosario (UNR) e Iván Marcipar, doctor en Ciencias Biológicas, Laboratorio de Tecnología Inmunológica, Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas, Universidad Nacional del Litoral (UNL), todos ubicados en la provincia de Santa Fe, 400 kilómetros al norte de Buenos Aires.
Los investigadores recibieron un premio de 800 mil pesos aportados por el laboratorio Sanofi de Francia, para financiar el desarrollo de su proyecto.
"Nuestro trabajo está enfocado a desarrollar una probable cura del Chagas y vamos a hacer un prototipo de vacuna oral con un sistema de transporte de antígenos que nunca se había probado anteriormente, que va a ser introducido en el ser vivo a través del Lactococcus lactis, que ya se usa en los alimentos y es segura para uso humano", explicó la médica Ana Pérez.
"Elegimos Chagas porque pensamos que era una 'enfermedad huérfana' en la Argentina, coincidió Magni, que junto a sus dos colegas elaboraron el proyecto a partir de haber encarado "una idea factible" que ahora requiere de tiempo para completar su desarrollo y su aplicación terapéutica.