Según explica Gabriel Stekolschik en un despacho del servicio de información científica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA ( www.exactas.uba.ar) , en 1991, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay -con el liderazgo de la Organización Panamericana de la Salud- lanzaron la denominada Iniciativa del Cono Sur contra la Enfermedad de Chagas. La iniciativa se propuso como meta interrumpir la transmisión del Trypanosoma cruzi , el parásito responsable del mal, para 2005.
Pero si bien se documentaron avances significativos en ese sentido, la eliminación de la vinchuca y de la transmisión todavía es materia pendiente. Particularmente, en muchas comunidades rurales y periurbanas del Gran Chaco, un área de más de un millón de kilómetros cuadrados compartida por Bolivia, Paraguay y la Argentina.
En la región chaqueña argentina, la recurrente reaparición de vinchucas luego de rociar las viviendas con insecticidas permitió comprobar que la fumigación de las casas y de los focos peridomésticos, incluso utilizando doble dosis de insecticida, no evita que las vinchucas reaparezcan en las viviendas.
Para tratar de entender el proceso de reinfestación de los domicilios y evaluar la efectividad de los protocolos de fumigación de los programas oficiales de control del Chagas, un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, junto con colegas de Bolivia, Paraguay, Francia y EE.UU., lanzó un proyecto de investigación en el nivel regional, uno de cuyos principales resultados se publicó en la revista científica PLoS Neglected Tropical Diseases.
"Encontramos que los procedimientos utilizados para controlar el insecto vector de la enfermedad tienen una efectividad bastante limitada", reveló Ricardo Gürtler, investigador del Conicet y director del Laboratorio de Eco-Epidemiología de Exactas-UBA.
El estudio abarcó un área rural de 450 km2 de la municipalidad de Pampa del Indio, en la provincia del Chaco, donde, a lo largo de tres años y con una periodicidad de cuatro a siete meses, se inspeccionaron en total 4053 sitios de 411 casas.
La primera intervención, en noviembre de 2007, consistió en un exhaustivo relevamiento de todas las casas y la aplicación de insecticida en todos los sitios en los que se encontraron vinchucas. "Esperábamos un fortísimo impacto entre los cuatro y los doce meses posteriores al primer rociado, pero, en lugar de encontrar ausencia de insectos, encontramos un 10% de infestación -comentó Gürtler-. Ése es un nivel muy importante que nos alertó sobre una moderada resistencia a los piretroides, que son los insecticidas que se usan para combatir la vinchuca desde hace unos 30 años."
Los científicos descubrieron que los tratamientos selectivos, es decir aquellos en los que sólo se rocían los focos de vinchucas, no tienen efecto. Los investigadores recomiendan "tratar toda la vivienda y, en lo posible, ir un poco más allá del domicilio, porque es muy probable que haya otros focos cerca. Si no se continúa con la vigilancia y los rociados, en pocos años se volverá casi a la misma situación que había cuando comenzamos", dijo Gürtler.
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