[Argentina] Investigadores argentinos descubrieron un compuesto capaz de inhibir la acción de una enzima clave para la supervivencia dentro del organismo del Tripanosoma cruzi , el parásito causante del mal de Chagas.
Se trata del Lactitol, un derivado de la lactosa que, en cultivos celulares, logró inhibir la infección por el parásito del Chagas. Los resultados del estudio, producto del trabajo conjunto entre el equipo del doctor Alberto Frasch, investigador del Conicet y director del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la Universidad de San Martín (Unsam), y de la doctora Rosa Muchnik de Lederkremer, profesora emérita de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la UBA e investigadora del Conicet, fueron publicados en Glycobiology.
Pero eso no es todo. Otro trabajo, publicado por el grupo de la Unsam en la revista Cellular Microbiology , demostró que el Lactitol previene, en ratones, la muerte de las células del sistema inmune, causada por una enzima del parásito durante las primeras etapas de la infección, la transialidasa .
Hace poco más de cinco años, el equipo de Frasch había logrado describir en detalle la estructura tridimensional de esta enzima que asegura la supervivencia dentro del organismo infectado al parásito que provoca el Chagas. Aquel descubrimiento fue crucial, porque permitió identificar el sitio de la enzima que le permite al parásito evadir las defensas del huésped. Desde entonces, los investigadores iniciaron la búsqueda de un compuesto químico que pudiera bloquear específicamente ese punto débil.
"Conocer el sitio activo de la enzima nos permitió imaginar qué tipo de compuestos podían ser efectivos para bloquearla. Sin embargo, después de muchos intentos, no pudimos crear un inhibidor por ningún método convencional -confiesa Frasch-. Entonces, empezamos a probar con drogas conocidas que por su estructura química tuvieran posibilidades de bloquear la transialidasa . Y encontramos ésta", revela.
"En realidad, el Lactitol no actúa como inhibidor, sino como un sustrato alternativo que la enzima prefiere", aclara Frasch. En otras palabras, logra "distraerla de sus tareas habituales".
Un problema endémico
Los diferentes efectos obtenidos con el Lactitol (cuando es aplicado en cultivos celulares y cuando es administrado in vivo ) obedecen a una causa: "El Lactitol es eliminado muy rápidamente por la orina", explica Frasch. Es decir, en el animal completo, el Lactitol es rápidamente excretado y, por lo tanto, apenas tiene tiempo para actuar sobre el parásito durante las primeras etapas de la infección (cuando el Trypanosoma ataca el sistema inmune).
Para resolver este problema, los investigadores le están realizando modificaciones a la molécula de Lactitol con el fin de aumentar la vida media del compuesto en el organismo vivo. "Hemos conseguido sintetizar algunos derivados del Lactitol para que el doctor Frasch los pruebe -dice Lederkremer-. También vamos a enviarle algunos compuestos que hemos sintetizado, similares a los sustratos naturales de la transialidasa , cuya acción inhibitoria in vitro hemos probado recientemente", informa.
Por estar ausente en las células de los mamíferos, la transialidasa es un blanco molecular muy interesante, pues podría bloquearse su acción sin consecuencias para el paciente.
Hasta el momento, los recursos terapéuticos para tratar el Chagas son dramáticamente limitados, pues consisten esencialmente en dos medicamentos que se administran durante la fase aguda de la enfermedad: benznidazol y nifurtimox ; aunque la producción de este último fue discontinuada en 1997. Además, como no tienen una actividad específica contra el Trypanosoma cruzi , en muchos casos no son efectivos o provocan importantes efectos colaterales. Para peor, la mayoría de las compañías farmacéuticas no está interesada en invertir en investigación y desarrollo de nuevos fármacos contra esta dolencia porque, por tratarse de una enfermedad relacionada con la pobreza, no es comercialmente atractivo.
Mientras tanto, el mal de Chagas es un problema de salud endémico en toda América latina que produce alrededor de 50.000 muertes anuales. Se estima que 20 millones de personas lo padecen y que otros 100 millones de habitantes del continente están en riesgo de contraerlo. .
Por Gabriel Stekolschik
Para LA NACION
Centro de Divulgación Científica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA
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