[Bolivia] El médico boliviano Jaime Arnez Maldonado dirige uno de los grupos de especialistas que investigan en Brasil la terapia con células madre en el tratamiento de enfermedades cardiacas.
El proyecto es único en el el mundo, en lo que se refiere al número de casos estudiados. Los primeros resultados se conocerán el próximo año. Si tiene éxito, este tratamiento servirá para luchar contra dolencias como el mal de Chagas y ahorrará millones de dólares a los sistemas de salud pública, al evitar las hospitalizaciones frecuente.
Algunos años atrás, el cardiólogo Jaime Arnez Maldonado (40) conversaba con uno de sus pacientes, cuando éste le consultó si una terapia con células madre podría ser la solución para la afección que sufría. En esa oportunidad el médico no tenía una respuesta, pero fue "el disparador" para que comenzara sus investigaciones acerca del tema. Ahora cree que la solución a esa interrogante está cada vez más cerca y no duda en decir que, de probarse su eficacia, la terapia revolucionará la medicina moderna y beneficiará a países de escasos recursos como Bolivia, que podría aplicar este tratamiento sin erogar mucho dinero.
Actualmente, el profesional boliviano es una voz autorizada en el tema, ya que comanda uno de los 40 grupos de especialistas que en Brasil trabajan en el mayor ensayo del mundo con células madre. Más de 1.000 personas con enfermedades cardiacas reciben el tratamiento y los primeros resultados se darán a conocer el próximo año, lo que ha generado mucha expectativa en la comunidad científica internacional.
Las células madre o troncales existen de forma natural en algunas partes del cuerpo humano, como la médula ósea, y tienen la capacidad de producir otras células que pueden ser programadas para reproducirse y generar distintos tipos de tejidos, como los músculos del corazón. “El objetivo es que esas células colocadas en el corazón sustituyan a los tejidos o músculos que resultan dañados por un infarto o por otra enfermedad coronaria”, explica Arnez, que es docente de la Universidad del Estado de Amazonas y responsable del servicio de electrofisiología y marcapasos del hospital Universitario Francisca Mendes de Manaos (noroeste de Brasil).
Las células madre son extraídas de la médula ósea del propio paciente y procesadas en un laboratorio, que en este caso es el de la Fundación de Hematología y Hemoterapia de Amazonas (FHemoam), para luego ser reimplantadas en el corazón, inyectándolas a través de un cateter en una de las arterías. “El paciente se mantiene en observación durante un año para comprobar los beneficios de la técnica y para hacer otras evaluaciones”, explica el médico cochabambino y agrega que ensayos similares se han hecho en países de Europa y Estados Unidos, pero nunca en las proporciones con las que se está trabajando en Brasil.
Las enfermedades cardiacas incluidas en el ensayo son la cardiopatía dilatada (debilitamiento del músculo cardiaco), infarto agudo de miocardio, cardiopatía coronaria (riego deficiente del corazón) y cardiopatía chagásica, que es originada por el mal de Chagas.
La posibilidad de encontrar algún tratamiento para esta última dolencia, que afecta a millones de Latinoaméricanos, es una de las razones que anima a los investigadores.
El proyecto es financiado por el Gobierno brasileño, se inició en 2005 e involucra a centros especializados de una decena de estados del país vecino.
“¿Por qué le interesa al Gobierno impulsar este proyecto?, porque si se logra comprobar su efectividad se podrán desarrollar tratamientos a bajo costo y éso le ahorraría muchos gastos en salud, como por ejemplo desembolsar $us 20.000 ó 30.000 que cuesta el implante de una prótesis para algunas enfermedades coronarias o el dinero que tiene que dar para comprar medicamentos que resultan costosos”, explica el especialista, que tiene a su cargo un grupo interdisciplinario de 15 profesionales del Hospital Francisca Mendes y de la FHemoam.
No es para menos si se toma en cuenta que en caso de funcionar, la terapia con células madre le ahorraría al Gobierno $us 14 millones mensuales, que es lo que actualmente eroga en tratamientos para las enfermedades del corazón, una dolencia que afecta a cuatro millones de brasileños.
Arnez indica que los pacientes a los que ellos les han colocado células madre han mostrado mejoría y es optimista sobre el futuro de este tratamiento, pero advierte que todavía no existen datos concretos dentro y fuera de Brasil que confirmen que esta terapia funcionará para todas las personas. En otras palabras, el camino que se está siguiendo es el adecuado, pero aún no hay seguridad total de que se llegará a un buen fin.
El médico, que también prepara su tesis de doctorado sobre las células madre, comenta que los protocolos y normas que deben seguir son muy estrictos y están obligados a pasar por varias instancias de evaluación. Por ejemplo, tuvieron que pasar tres años de investigación y de preparación para que la terapia celular sea realizada en esa región norte de Brasil, sin embargo, considera que son necesarias para establecer normas, como por ejemplo el tipo de células que se pueden utilizar y su procedencia. Aspectos que en muchos países se siguen discutiendo y que han generado pólemicas.
Jaime Arnez reconoce que, a pesar de que somos vecinos, entre Bolivia y Brasil existe una gran distancia en el desarrollo de la investigación en salud.
Sin embargo, dice que está dispuesto a colaborar en la formación de grupos interdisciplinarios de profesionales que trabajen en las terapias con células madre en Bolivia. “En un año y trabajando de manera constante podríamos tener un grupo con las condiciones para realizar las primeras experiencias”, asegura.
El cardiólogo radica hace 15 años en Brasil, país que eligió para hacer su especialidad. Sus estudios de medicina los realizó en la la Universidad San Francisco Xavier, de Sucre, y pese a que visita Bolivia cada dos años aún no ha dado ninguna charla ni ha compartido sus experiencias con profesionales del país. Sin embargo, ha recibido una invitación para dar una conferencia en el mes de enero en Cochabamba. Cabe indicar que él ha trabajado en centros médicos como el Hospital de la Real y Benemérita Sociedade Portuguesa de Beneficência, el Instituto Dante Pazzanese de Cardiología y la Santa Casa de San Pablo. Desde 2001 vive en Manaos y además de haber logrado varios reconocimientos por sus trabajos, también ha publicado sus investigaciones en revistas especializadas de Sudamérica y Europa. Su cargo de docente de la Universidad del Estado de Amazonas lo consiguió por concurso de méritos.
“No hay muchos secretos cuando uno quiere lograr sus objetivos. En mi caso, ha sido el deseo de querer investigar y la fuerza de voluntad”, opina Arnez acerca del reconocimiento que ha conseguido en el país vecino y que lo ubica en la vanguardia de la investigación científica. Sus conocimientos bien podrían aprovecharse en Bolivia.
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