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5 abr 2010

Mal de Chagas afecta a siete de cada diez embarazadas en El Chaco y centro de Bolivia

El coordinador general de Médicos Sin Frontera en Bolivia (MSF), Tom Ellman, informó el miércoles que el Mal de Chagas afecta a siete de cada diez mujeres embarazadas en El Chaco y en la población de Aiquile, centro de Bolivia.

"La tasa de infección es increíblemente alta, increíble para nosotros, que con tan altas tasas de infestación, 70 y 80 por ciento de las mujeres en El Chaco y Cochabamba, aún no existe reclamo de las personas para el acceso al diagnóstico y al tratamiento", señaló.

El especialista añadió que la tasa de infección empieza a bajar en los centros urbanos, aunque no por completo, pues en Cochabamba, por ejemplo, aún se tiene un tasa del 20 por ciento de infección.

También existen "casos importados" del Mal de Chagas que se puede presentar en regiones andinas donde no existe transmisión por la picadura de la vinchuca, esto por la migración de mujeres embarazadas, indicó Ellman.

Si bien la enfermedad no es contagiosa, es transmisible a través de la sangre (por transfusiones) o de madre a hijo durante el embarazo.

Ellman urgió la práctica de diagnóstico y tratamiento de niños, menores de 15 años, con el apoyo del Programa Nacional de Chagas, y los menores de cinco años en el marco del Seguro Universal Materno Infantil.

El experto explicó que el Mal de Chagas es una enfermedad "silenciosa", porque en la mayoría de los casos las personas infectadas pasan de entre 10 a 30 años sin presentar síntomas.

La enfermedad se presenta con problemas en el corazón, que se agravan en la medida en que pasa el tiempo; inclusive-advirtió- puede sobrevenir la denominada "muerte súbita".

Otro porcentaje de pacientes con Chagas tiene daños a nivel digestivo, con problemas en el intestino grueso, lo que también provoca la muerte, señaló Ellman.

"Vale la pena hacerte el diagnóstico si vives en una de estas zonas (valles) y si tienes la infección vale la pena hacerte el tratamiento. No debería ser difícil la prevención, porque todos, desde el niño de cuatro años hasta la abuela de 75, pueden identificar una vinchuca y pedir el rociado; de otro lado, uno tiene que hacerse el diagnóstico", argumentó a la agencia de noticias Enlared.

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