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5 abr 2010

Melatonina contra el Chagas


  • Investigadoras de la Universidad de Sevilla, junto con la Universidad de Zacatecas (México) estudian el efecto de esta molécula en una enfermedad que afecta a 15 millones de personas.

La enfermedad de chagas es una patología grave que afecta a 15 millones de personas según datos de la Organización Mundial de la Salud de 2006. El parásito que la produce, de la familia Trypanosomatidae, se transmite por una gran variedad de especies de chinches, pasando al torrente sanguíneo y de ahí a diversos sistemas del organismo. Aunque la enfermedad es endémica en México, América Central y del Sur, la movilidad de un mundo globalizado la convierte hoy en un problema internacional.

Esta circunstancia aumenta el interés científico por combatir la patología en su zona originaria. Un proyecto del Programa de Cooperación Interuniversitaria de la Universidad de Sevilla y Universidad Autónoma de Zacatecas (México), financiado con 23.000 euros por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), persigue comprobar los efectos terapéuticos de la melatonina en la enfermedad. Las investigadoras del grupo Neuroendrocrinología Molecular, Patrocinio Molinero y Amalia Rubio, proponen que esta molécula sintetizada por el propio organismo y con múltiples acciones, entre las que destaca la de modular el sistema inmune, puede tener efectos beneficiosos sobre las personas infectadas. En concreto, potenciaría la respuesta inflamatoria del huésped, lo que facilitaría la eliminación del parásito.

La quimioterapia existente frente a la patología resulta tóxica y poco específica. De ahí, que, como alternativa, las investigadoras estudien si la melatonina podría tener efectos beneficiosos en la terapia de la enfermedad. El estudio se lleva a cabo en la población de Sur del estado de Zacatecas, donde se sospecha que existe una incidencia alta de la enfermedad.

A partir de las muestras de los pacientes, se realizan cultivos celulares donde se evalúa el efecto de la melatonina sobre la respuesta inmunológica de los individuos afectados.“La enfermedad está muy ligada a la condiciones de vida de la población que estudiamos, que vive en casas rurales construidas con barro y paja, en contacto con los parásitos que transmiten la enfermedad, es decir, la patología va unida a la pobreza”, matiza Molinero y añade que, a lo largo del proyecto, aspiran a comprobar la eficacia de la melatonina para contrarrestar esta enfermedad silente, es decir, que pasa desapercibida al principio.

Este carácter enmascarado se debe a la confusión de diagnóstico que provoca en sus fases iniciales. Comienza con síntomas fuertes, pero muy indeterminados. La fiebre, el dolor de cabeza y malestar general se vinculan a veces con proceso gripal lo que dificultan su asociación a la infección por el parásito. A continuación, se produce la denominada fase indeterminada, que puede durar incluso 15 a 20 años, donde el parásito está instalado en el organismo, hasta llegar a la fase crónica de la enfermedad. En este periodo, se producen alteraciones graves en algunos órganos como inflamación de los músculos cardiacos, o del colon y el esófago, en el sistema digestivo.

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